Después de hacer trampa – parte III

La pregunta me llega frecuentemente, “¿Qué debo hacer si hice trampa en mi dieta?” vía mensaje escrito, mensajeros, email, post en el grupo de Facebook, señales de humo o paloma mensajera, se ha vuelto un tema que pareciera estar mal informado. Para comenzar con el final en mente, enfoquémonos en los cinco puntos clave de frente. Revisaremos a detalle cada uno después, pero aquí están en toda su radiante gloria.
1. Revisa las circunstancias que llevaron a la decisión.
2. Entiende, acepta y aprópiate de las consecuencias de tu decisión.
3. No te dejes atrapar en el ciclo de comer en exceso y castigarte.
4. Una dieta no se hace o se rompe en una sola comida o un día.
5. Tus decisiones definen tu resultado, pero no definen tu valor como persona.
Cada uno de estos puntos será revisado en una serie de 5 posts del cual este es el tercero. Si no has leído las otras partes puedes dar click en el punto uno arriba de este texto para leerlo

Me comí una dona, ¡pásenme mi látigo!

Sonríes con el título de esta sección, pero la verdad no es tan lejana. Como lo discutimos en las primeras dos secciones, debes tanto entender como aceptar las consecuencias de tu decisión de hacer trampa en la dieta,  pero también entender por qué la decisión fue hecha…en esta tercera parte, qui al menos 5 emails, IMs o telegramas cantados por semana. Todos dicen algo similar:ero explicar el “Porqué”. ¿Por qué presiono tanto? Porque esta parte explica la respuesta que veo en forma regular. Recibo

“Estaba en una fiesta con mi novio/esposo/esposa/novia/perro/tío, y no había nada keto-amigable. Entonces TUVE que comer un pedazo de pizza. Y luego ese pedazo de pizza se convirtió en dos luego en cuatro, y ahora llevo 3 días en un atracón continuo de carbohidratos. ¿Cómo regreso a cetosis lo más rápido posible? Creo que voy a ir al gimnasio y correr 100 km en la caminadora para que vacíe mis reservas de glucógeno…también, voy a ir a firmar un documento ante notario declarando que jamás volveré a cometer estos errores por mientras viva. Eso funcionará ¿cierto?”

Este tipo de mensajes rompe mi corazón, porque veo la lógica detrás de ellos- hay un sincero deseo de tomar mejores decisiones en el futuro, y un esfuerzo honesto para entender qué causa la cetosis (siendo la disminución del glúcogeno del hígado el disparador más mencionado). Entonces van y corren, y levantan pesas y comen “súper limpio” y rezan cinco ave maría y toman el compromiso de unirse a un grupo de responsabilidad o confesarse con un amigo cercano. Y tres días o 2 semanas o 1 mes después, ¿adivina que recibo en mi inbox o mi mensajero?

“Me estaba yendo muy bien…corría un maratón por día, comiendo solo kale orgánico sembrado por monjes del Perú que lavaron cada hoja con las manos dos veces al día… y después me comí una dona…pero TOTAAAAAAALMENTE me regreso al buen camino. Tengo un plan, y ya llamé de nuevo a mi notario y el gym abre 24 horas. Lo tengo.”

Y entonces comienza el círculo. Hay incontables artículos en desórdenes alimenticios – acerca de anorexia, bulimia, y sus muchas causas y tratamientos. Pero lo que veo de los que hacen dieta tiene todos los indicadores de bulimia pero se manifiesta en el gimnasio tanto como en la cocina. En realidad, Yo le he comenzado a llamar “bulimia de estilo de vida”. Es un proceso de toma de decisión entre atracón y purga que piensa que toda consecuencia de toda mala decisión puede ser deshecha con algún esfuerzo hercúleo o tomando un patrón de comer fuera de carácter. Viene en tres variedades:

• Me comí una dona, entonces me voy a insultar a mí mismo, meterme en una espiral de vergüenza y salir de ello una semana después sin ser capaz de caber en mis pantalones. Entonces ahora debo correr un maratón diario por 50 días, como Dean Karnazes.
• Me comí una rebanada de pizza, entonces ahora debo de confesarlo en todos los grupos de facebook y subreddits a los que pertenezco como si fueran mi sacerdote. “Bendíceme Facebook, pues he pecado…han pasado 2 semanas desde mi última confesión en esa boda”
• Tomé mucha cerveza, entonces ahora debo jurar no tomar más alcohol por toda la eternidad, y si alguna vez el alcohol de nuevo toca estos labios…si siquiera deletreo una palabra que parezca la palabra ‘alcohol’, prometo sacar mi látigo y darme 40 latigazos.

La realidad es que ninguna de estas soluciones realmente funciona. Todas son totalmente draconianas en su método, y todas se originan desde un lugar de culpa, vergüenza y absurdo y no desde un lugar de responsabilidad, contextos y toma de decisión sana. Quitar el contexto es darle a la voz (ver parte II) libre dominio para decirte cosas que no son ciertas. En la misma manera que la voz en tu cabeza te dirá que eres un fracaso y que nunca tendrás éxito, también tiene este molesto hábito de darte ánimos para hacerte este tipo de promesas…y la razón por la que yo te animé a poner contexto y lógica racional a la voz en tu cabeza en la parte anterior es porque estas promesas a ti mismo, cuando las rompes, crean un ciclo que se repite y se repite.

1. Toma una mala decisión que te aleja de tus metas declaradas.
2. Recibes consecuencias negativas por la mala decisión.
3. Te haces una promesa a ti mismo que es imposible de mantener.
4. Inevitablemente rompes la promesa y metes culpa a tu vida.
5. Soy una mala persona, e incapaz de cambiar y debo ser castigado.
6. Repetirse cada 7 a 14 días hasta que te rindas en tu intención de cambiar.

Y te rendirás porque has dejado que el diálogo interno negativo corra descontrolado y sin contexto.

¿Cómo resolvemos entonces la bulimia de estilo de vida? Lo hacemos releyendo la parte 1 y 2 de esta serie. Nos adueñamos de las decisiones que hemos tomado, revisamos porqué tomamos esas decisiones y después, cuando comience el diálogo negativo, le damos contexto, recibimos la verdad que esto ofrezca y rechazamos las mentiras. Comenzamos entonces a deconstruir lo que nos llevó al punto de tomar una decisión no alineada con nuestras metas, e introducimos un cambio en la rutina.

Déjenme terminar compartiendo notas de algunas conversaciones reales que he tenido al respecto:

• “Pero Tyler, tengo mucha fuerza de voluntad, y ¡quiero hacer esto y puedo hacer esto!
o Mi respuesta: “¿Qué dice tu historia? Me has dicho lo mismo en tres ocasiones diferentes, y cada ocasión 14 a 21 días después regresas y te confiesas conmigo.”
• “Todo iba muy bien para mí, y después fui a una fiesta con mis amigos, y se salió de rumbo el tren de mi dieta…hago esto todo el tiempo!”
o Mi respuesta: “Entonces ¿qué puedes hacer diferente la próxima vez para planear o cambiar la rutina?”
• “Me siento como un completo fracaso en todo y ¡no creo que tenga éxito nunca en cambiarme a mí mismo!”
o Mi respuesta: “No tendrás éxito si sigues atando tu éxito a tu deseo de mantener promesas que no debiste haber hecho en primer lugar”

Terminar con la bulimia de estilo de vida sucede cuando hacemos adaptaciones a nuestras rutinas que no están funcionando para acercarnos a nuestras metas. Termina cuando comenzamos a tomar responsabilidad de la verdad y rechazar las mentiras que nuestro diálogo interno nos dice. Y termina cuando nos rehusamos a comprometernos a respuestas poco realistas a sucesos comunes de la vida. Una vez que aceptas las consecuencias de tu decisión, y sigues Adelante con un plan firme de cómo ajustar la cascada de eventos que te llevan a la mala decisión, quedan dos cosas:

Deja de tratar de ganarte tu propio perdón (parte IV)
• Separa tu valía de tus decisiones (Parte V)

Lee el post anterior de esta serie